11 abril 2008

Música de fogueo y debilidades sociales.

Estoy en estado de "shock". D...di....disculpad el temblequeo de los dientes.

Esta gente es más peligrosa de lo que pensaba. Me metí en un bar, donde pretendieron darme un bollo -que ellos llaman pitufo- con mantequilla. Me faltó ná, pero ná, para embestirles. Bebí una cerveza. Tenían la caja ésa de todo en uno a toda voz y la miré un momento.

Cantaba una generación de personas dedicadas a la música, en una especie de concurso para sacar capital, lo primero y promocionar después, con más capital, las voces de estas futuras estrellas. Por la radio, unos chicos de hace años, me explicó un joven en el bar, cantaba "Hawai, Bombay... son un paraíso", en el periódico un viejo me leyó que un tal Enrique Iglesias también es cantante, y otro chico con un aparato muy bonito y con luces me puso la canción que dice "hay una cosa que te tengo que decir/mientras estabas lejos otra estuvo aquí"; el camarero no dejaba de tararear algo así como "...el cruzaito, dos el maiquel llacson, tres...", y para terminar, justo cuando me marchaba con una confusión tremenda, un niño pequeño pasaba por la calle cantando algo que me pareció dulcísimo "...tú no puedes volver atrás..."

10 abril 2008

Cultura y comunicación.

Oh, la ciudad.

Me he parado delante de un escaparate: la tienda vendía de todo: joyas, personas, relojes, coches, perros, casas, ordenadores, trajes, productos alimenticios, pocos libros, mucha mierda y un sinfín de variada autoegolatría narcisista. Luego, he oído a un niño decir: "Mira, mamá, en esa tele hay anuncios..."
Beeeee....

Adquisiciones e imposiciones sociales.

En mi corto camino de hoy, me he cruzado con un hijo de puta. He respetado el ceda el paso, pero él me ha mirado de forma extraña y me ha dicho: ve pallá.
Yo he contestado: beee tú.

Me ha molido a palos con su cayado, y por lo tanto, pensé mejor estar "callado". He salido corriendo mientras me gritaba e intentaba convencer de que volviera con él, que me iba a encerrar con otros carneros presos.


Es difícil tratar con personas que utilizan la violencia si no estás de acuerdo con ellos.

Qué error pensar que la palabra a veces pueda servir.

Primera oración del carnero: dudas ante las tradiciones.



Por entre riscos mi educación
se fue formando sin gran pasión,

por costumbre he adorado al Carnero
mas aferrado duermo a un gran "pero":

¿quién me dice si está bien o mal
mi punto de vista radical?

Apariencias y tonterías
es lo que tenemos estos días...

Primera indignación de Poderoso Sarmiento.


Un berrido avisa de la realidad. Poderoso se toca la entrepata y siente que el nombre le queda que ni pintado.

Es joven, acaba de nacer y ya piensa en ser más. Compartir o ser ególatra, narciso y duendecillo social.

El capitalismo es la fuente de la expresión artística y rutinaria, le dicen los mayores. No hay más que hablar, piensa Poderoso. Todo es capital, producto e intercambio. ¿Tan mal ha salido todo?

La tierra de Poderoso es abandonada, porque este carnero quiere ver mundo; las verdes praderas de Franchijulineandia se alejan, nuestro recién parido Poderoso vuela, camina,
tropieza, cae, corre y vuelve a caer.

Mirando hacia delante. Siempre.






Las idílicas praderas de Franchijulineandia

El nacimiento del carnero...

En el mes de mayo, cuando las flores estallan de gozo, nace el gran carnero llamado Poderoso Sarmiento.

La máxima expresión del deseo en su estado más puro se conforma alrededor de su cornamenta.

Quiere ser fotógrafo, escuchador, transformista, poeta, drogadicto y lacayo.

No le gusta el agua, la mantequilla mal usada, el fragor de la batalla dialéctica más de diez minutos, y el pasado de ciertos individuos: reivindica que la memoria es un cáncer no del todo maldito, que hay que mirar de soslayo, abogando por la termita mental como recurso esquizoide que puede salvar de uno mismo al otro.